"Si el alumno no puede aprender por el camino en el que se enseña, el docente debe enseñar atendiendo al camino por el que el alumno aprende".

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mentes peligrosas


Vuelven a televisar una de las películas que marcaron mi infancia-adolescencia: "Mentes Peligrosas", una película que trata de una profesora de literatura que, por razones de la vida, llega a un instituto en un barrio marginal de California donde los alumnos, a la fuerza, han aprendido a no confiar en nadie.


El esfuerzo de esta profesora por darle una buena educación a un grupo de alumnos metidos en bandas callejeras, drogas, alcohol... tarda en dar su fruto, LouAnne (la profesora) trata de motivarles ofreciéndoles un sobresaliente desde principio de curso y asegurándoles que "solo deben mantenerlo", premiándoles con chocolate, cambiando su vocabulario y su forma de vestir a algo más coloquial y callejero... pero esto provoca que salten los directivos del instituto intentando obligarla a volver a los métodos tradicionales de enseñanza, sin tener en cuenta la realidad de su aula por un lado, y por el otro, la rebeldía de los padres de estos alumnos que no creen que sus hijos necesiten aprender poesía puesto que no esperan que lleguen a estudiar una carrera sino que lo que necesitan es comenzar a ganar dinero cuanto antes.


LouAnne introduce la poesía a sus alumnos utilizando letras de canciones de Bob Dylan, su objetivo es atraer su atención y enseñarles símbolos y metáforas, una vez que logra este objetivo, pasa a enseñarles poemas de Dylan Thomas con dos enseñanzas básicas: que son ellos quienes eligen el destino de sus vidas y que jamás deben rendirse...


Todo esto envuelto en una maravillosa banda sonora, es una historia bastante cruda, pero real... Sin duda, la diferencia entre tener o no un buen profesor en tu infancia puede ser crucial.

sábado, 13 de febrero de 2010

Educación incluisiva o educación sin exclusiones

Comienzo a leerme el artículo de Gerardo Echeita y Marta Sandoval con cierta pereza (lo admito) puesto que el último artículo de este estilo que leí me resultó bastante pesado y, en ocasiones, hasta incomprensible.

Sin embargo, aunque su longitud es bastante mayor estoy encontrando el artículo de lo más interesante y me está aportando mucho más que el anterior.

Comenzamos con algo que, tras leerlo resulta obvio, pero que hay que plantearse... ¿Qué es la exclusión? cuando hablamos de inclusión en la escuela tendemos a pensar en personas con algún tipo de discapacidad, tanto física como psicológica o mental, pero si se plantea lo contrario, la exclusión social ¿En qué pensamos? generalmente en pobreza, en personas sin hogar, toxicómanos... personas que también tienen hijos que acuden a la escuela y que son discriminados en ella... hijos que necesitan ser incluidos en el aula tanto como cualquier niño con alguna discapacidad, pero que, demasiado a menudo, son marginados hasta por los propios profesores. No tengo que irme lejos, en mi propio colegio de prácticas escucho con dolor como una maestra habla de un alumno sudamericano, cuyo padre está en la carcel, con desprecio afirmando que jamás llegará a hacer nada productivo, este niño trabaja poco y mal, pero con esa motivación y esa falta de refuerzo en casa ¿Cómo esperan que trabaje? necesita que su maestra crea en él y necesita ocupar el mismo lugar en el aula que cualquiera de sus compañeros.
Si no se hace nada con alumnos como este, probablemente acabará abandonando la escuela sin haber aprendido lo suficiente como para insertarse en el mundo laboral con éxito, a esto habrá que añadirle los prejucios que la sociedad se ha creado sobre las personas de estos paises, que, además, se alimentarán más y más... es un circulo vicioso que hay que romper YA, y el único punto donde se puede romper es en la escuela. Como ya dije en la entrada de "etiquetando", dejemos las etiquetas a un lado, abandonemos nuestros prejuicios y comencemos educando desde cero, tratando a todos por igual, siempre atendiendo a sus necesidades.

lunes, 1 de febrero de 2010

Periodo de Prácticas

Después de un largo periodo de ausencia debido a la época de exámenes vuelvo con novedades que contar, y con las pilas puestas.


Hoy hemos comenzado el periodo de prácticas, me ha tocado una clase de niños de 3 años y vuelvo a sentir la emoción del año pasado al pensar que pronto, cada vez más pronto, seré yo quien esté frente a una clase como esa. Me emociona pensarlo pero también me asusta... muchísimo. Miro a Sara, mi tutora, con admiración, veo la capacidad que tiene de manejar a 24 niños, su soltura, y me fijo en todo lo que saben... y me pregunto si yo también seré capaz de hacerlo... sobretodo de conseguir que me respeten y se respeten entre ellos, no es tan fácil como a simple vista puede parecer... mis alumnos de inglés me respetan más bien poco y eso me frustra bastante. Pero supongo que sí, que con tiempo y esfuerzo todo se consigue, estoy aprendiendo y tengo la suerte de tener este periodo de prácticas, y la opción de poner en práctica por mi cuenta todo lo que aprendo en mi clase de inglés... pobrecillos míos, son un poco "conejillos de indias".


El año pasado me sorprendió que los alumnos de mi clase de prácticas, también de 3 años, reconocían ciertas palabras y eran capaces de leerlas, pero los de este año van más allá, reconocen fonemas y saben unirlos a las vocales (en mayúsculas): "¿Esta qué letra es? - La /v/- y la /v/ con la /o/ suena... - /vo/" ¡¡han leído perfectamente la palabra "vocales" cuando no la habían visto antes!! quizá sea demasiado impresionable y subestime a los niños, pero realmente me han sorprendido.


Es pronto para conocer a todos los alumnos pero hablando con la tutora voy viendo que hay algunos alumnos que van más lentos que otros, que hay algunos bastante inmaduros e, incluso, dos niñas que solo vienen por la mañana. Sin embargo, hasta la niña que Sara considera más "bebé", está mucho más espabilada que uno de mis niños de inglés, que ni siquiera habla con claridad, ni atiende... me temo que va a ser complicado que en este colegio vea el funcionamiento de una ACI.


En este centro y en esta aula voy a pasar el mes de febrero, no es mucho tiempo, pero prometo aprovecharlo al máximo, tengo mucho que aprender.