Hace 33 años nació un niño aparentemente sano. Aparentemente.
A los dos años de edad comenzó a tener crisis de epilepsia, convulsiones, ausencias totales (se caía al suelo redondo)... La primera de estas convulsiones apareció asociada a unas altas fiebres que hicieron pensar a los médicos que se trataba de eclampsia, cuando vieron que el problema persistía comenzaron a hacerle más y más pruebas hasta diagnosticar una epilepsia severa, de las más graves: el síndrome de Lennox-Gastaut, que vino acompañado de un gran retraso mental y un menor retraso psicomotor. Hoy ya no tiene crisis, están totalmente controladas, pero su discapacidad perdura.
Este niño es mi primo. Sé poco de esos primeros años de crisis continuas, pero sé bastante de como es esta persona en la actualidad y, preguntando a mis familiares, conozco su evolución escolar.
Entró en un colegio de integración junto a su hermano mayor y pasó en él la mayor parte de su infancia ( hasta los 12 años). Las adaptaciones necesarias eran enormes, mi primo no tiene capacidad para aprender a leer o escribir, no tiene capacidad de memorizar datos, tiene poca coordinación, aunque su amor por los deportes ha hecho que la halla desarrollado hasta límites impensables teniendo en cuenta su discapacidad, es uno de las pocas personas con este problema que ha sido capaz de aprender a nadar...
Aunque asistía a un colegio de integración donde tanto niños como profesores le trataban como a un igual, él nunca logró adaptarse. Fue la peor época de su vida, con depresiones en las que no se levantaba de la silla ni apartaba la vista del suelo, encontradas con momentos de euforia... A los 12 años, cuando su hermano pasó al instituto, a él le trasladaron a un colegio de educación especial, el cambio fue radical, sus padres recuerdan, con una enorme sonrisa, la velocidad y la forma en la que mejoró, necesitaba verse rodeado de gente como él.
Esto me da que pensar ¿Es siempre positiva la inclusión de cualquier alumno en un aula normal? conociendo el caso de mi primo me cuesta creer que sí, sigo pensando que en la mayoría de los casos puede ser positivo, pero siempre habrá casos y casos, habrá niños con n.e.e. que no se adapten y necesitarán un ambiente donde se rodeen de niños con sus mismas capacidades, donde no se sientan diferentes... mi primo tiene una discapacidad, pero no es tonto, sabía bien que tenía menos capacidades que sus compañeros en el colegio y cuando se vió rodeado de niños con capacidades más parecidas a las suyas mejoró, tanto anímicamente como cognitivamente. Y, ¿Qué va a pasar con estas escuelas de educación especial? si desaparece la figura de "educador especial" con bolonia y si se pretende, con la nueva idea de inclusión, que TODOS los alumnos se incluyan en un aula ordinaria... ¿Desaparecerán? y ¿Qué pasará con todos los niños que no se adapten? me da la sensación de que más que sentirse más integrados en la sociedad, se sentirán más alejados, aislados...
Volviendo a mi primo, este niño ha tenido mucha suerte, ha tenido siempre una familia que le ha ayudado y apoyado en todo, que le cuida, se interesa por él, por su enfermedad... que le conoce... ha crecido en una casa en medio del campo, en total contacto con la naturaleza. Ha crecido rodeado de las ovejas de su vecino, criando gallinas... algo que le ha beneficiado muchisimo. Sin embargo muchos de los niños con problemas no lo tienen tan fácil... los padres no lo aceptan, no lo quieren ver, no apoyan... Y la diferencia entre unos y otros se ven claramente ahora, mi primo, con 33 años es feliz, tiene un pequeño trabajo en el zoo, asiste a un centro de día, pinta (le encanta pintar y vende sus cuadros) y sigue intentando aprender a leer con distintos métodos.
