"Si el alumno no puede aprender por el camino en el que se enseña, el docente debe enseñar atendiendo al camino por el que el alumno aprende".

domingo, 13 de diciembre de 2009

Mi pasado, ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Comenzaremos desde el principio, nací un 30 de Septiembre de 1985 en Madrid, a los 8 años me fui a vivir 4 años a Estados Unidos, allí aprendí, no solo inglés, sino que también tuve la oportunidad de ver como funciona otro sistema educativo, aunque de eso no era consciente por aquel entonces.

Al volver habíamos vendido nuestra antigua casa de Madrid y nos mudamos a vivir a Villaviciosa de Odón, lugar de nacimiento de mi padre y donde veraneabamos y pasabamos los fines de semana. Otra vez, nuevo colegio, nuevos compañeros, profesores, amigos... nueva vida.

Ya con 12 años comencé a darme cuenta de lo mucho que me gustaban los niños y me empecé a plantear "de mayor ser profe", toda mi familia me insistía en que ese era mi futuro, que se me daban bien los niños y que tenía mucha paciencia para ello.

Sin embargo no tuve lo que se dice una buena adolescencia y, no sé si por reveldía o porque realmente le vi más futuro a todo lo relacionado con los ordenadores, con la informática en pleno auge, que al magisterio, cambié mi sueño de ser maestra por mi pasión por los ordenadores y por la creatividad que entonces tenía y, tras repetir 2º de Bachillerato, entré a estudiar diseño digital en el Istituto Europeo de Madrid. Al principio fui bien, estaba contenta y me gustaba lo que estudiaba pero llegué a saturarme y desesperarme estando aún en la universidad, me di cuenta de que, realmente, había pasado los tres años sin pena ni gloria y sin aprender más que lo justo, me divertía estar un rato editando un video, haciendo fotos o "jugueteando" con photoshop, sin duda era un hobby pero ¿pasarme el resto de mi vida así? no, ese no es mi futuro. Abandoné la carrera sin siquiera terminarla y comencé a trabajar de dependienta en una tienda hasta que aclarase mis ideas...

Pero ya por entonces y sin siquiera darme cuenta, estaba aprendiendo, por mi cuenta, más de magisterio que de diseño: Gracias a una amiga mía trabajadora social entré de voluntaria en Aspandi (ASociación de PAdres de Niños DIferentes) en Fuenlabrada, la verdad es que iba poco y lo dejé a los dos años por lo lejos que me quedaba de casa, pero me encantaba ir, fui un par de veces con los mayores de excursión (lo mejor: un fin de semana con ellos en Toledo) y a organizar fiestas de Navidad y fin de curso con los más pequeños, me di cuenta de lo mucho que vale una sonrisa de cualquiera de esos niños, de lo mucho que llenan y recuerdo, en especial, la primera vez que uno de los más pequeños me llamó "profe" al tirarme el globo de agua.

Tanto me marcaron ese poco tiempo que compartí con esos niños que cuando me fui a inscribir en Escuni estuve planteándome seriamente el entrar en educación especial en vez de en infantil, sin embargo había aprendido la lección con mi fracaso en diseño y decidí mantenerme fiel a mi idea inicial.

Hoy estoy cursando 2º de magisterio de educación infantil, en este año y medio me he dado cuenta de la diferencia que hay entre estudiar algo que te gusta pero no te apasiona y estudiar aquello a lo que te quieres dedicar. Los escasos 15 días de prácticas de primero me demostraron más aún que voy por buen camino, disfruto leyendo lo que cae en mis manos sobre magisterio, me gusta navegar por internet y "cotillear" los blogs de profesoras (sobretodo de infantil) que hay colgados, por primera vez hago uso de los favoritos de internet que están llenos de páginas webs de magisterio, sobretodo de aquellas que ofrecen recursos educativos, y, creo que lo más importante, o, al menos, es de donde más estoy aprendiendo, estoy trabajando en un colegio dando clases extraescolares de inglés a niños de 1º y 2º de infantil.

Esta clase de inglés, estas dos horas semanales de inglés, me causan verdaderos quebraderos de cabeza ¡me queda tanto por aprender! pero voy cada día llena de ilusión, me paso la semana al completo pensando en qué voy a hacer con ellos, por muy preparada que lleve la clase, le sigo dando vueltas y vueltas... admito que hay muchos días que se me sublevan y salgo agotada de la clase, me dicen que es normal, que las extraescolares son así, y más con niños tan pequeños, cuando me ven tan poco y encima les hablo en un idioma que no entienden... sin embargo veo que van aprendiendo, ya me saludan directamente en inglés y algunos cantan la canción de "hello song" que les pongo al entrar mientras meriendan, al completo, de arriba a abajo. Me doy cuenta que cada vez entienden más y más cosas y que los niños que al principio entraban en clase llorando, ahora me reciben con ilusión cuando me ven llegar a por ellos... Eso lo vale TODO, los quebraderos de cabeza, los agobios y todos los sentimientos negativos que he tenido al respecto.

Sé que algunos de estos niños van a tener cabida en este blog, tengo un niño que aún no sabe hablar, otro con principio de autismo, sus padres le apuntaron a clases extraescolares, bajo recomendación de su psiquiatra, precisamente para que poco a poco vaya relacionandose con los demás, dicen que la diferencia de este año al anterior es muy notable, que el año pasado ni siquiera hablaba y ahora, hay días que hasta se une a juegos de corro...

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